¿Alguna vez has sentido que, al trabajar en equipo, las tareas se mezclan, los tiempos se pierden y nadie tiene muy claro qué sigue? Tranquilo, no estás solo. Organizar un proyecto grupal de forma eficiente es un reto común en la universidad… pero hay herramientas que pueden marcar la diferencia. Entre ellas, destacan dos metodologías ágiles muy utilizadas en el mundo profesional y que también puedes aplicar desde ahora en tus trabajos académicos: Scrum y Kanban.
Ambas nacieron en el entorno del desarrollo de software, pero han demostrado ser útiles en cualquier área donde haya proyectos colaborativos: diseño, mercadotecnia, educación, producción, eventos… y sí, también en tus presentaciones, campañas o investigaciones escolares.
Scrum se basa en dividir el trabajo en ciclos cortos llamados sprints. Cada sprint tiene una duración fija (por ejemplo, dos semanas), y al inicio del ciclo se definen tareas claras y medibles. Todos los días se hace una mini reunión de equipo (llamada daily) para revisar avances, dudas y bloqueos. Lo valioso aquí es que todo el grupo sabe quién hace qué, cómo va y qué falta.
Por otro lado, Kanban funciona como un tablero visual donde se colocan todas las tareas en columnas como: por hacer, en proceso y terminado. Puedes usarlo en apps como Trello o hacerlo en una pizarra física. Ver el avance de forma visual te ayuda a priorizar mejor, evitar cuellos de botella y asignar tareas de forma más clara.
Lo mejor es que no necesitas ser experto para comenzar. Estas metodologías se pueden aplicar con pasos simples y se adaptan a la dinámica del equipo. Además, fomentan la comunicación, la responsabilidad compartida y el enfoque en resultados reales, no solo en cumplir por cumplir.
En la universidad no solo estás formando conocimientos, también estás desarrollando habilidades que vas a usar toda la vida. Saber liderar o participar en un proyecto de manera ágil te pone un paso adelante, especialmente si ya estás pensando en emprender, colaborar en startups o integrarte a equipos multidisciplinarios.
Así que la próxima vez que te toque trabajar en equipo, proponlo: “¿Y si usamos Kanban o un sprint con Scrum?” Te sorprenderá lo mucho que cambia la experiencia cuando hay orden, claridad y ritmo.